Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

sábado, 25 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!

martes, 21 de diciembre de 2010

Paciencia: El Silencio en la esperanza

La Navidad y el fin de año son fiestas que traen consigo un sinfín de compromisos y responsabilidades, en este tiempo las personas andan agitadas, algunas señoras se alborotan por la cena navideña, hay jóvenes que andan de aquí a allá por los intercambios de regalos ó el plan para año nuevo, los que trabajan soportan el tráfico, arman balances además de planificar el siguiente año, en fin cada uno en lo que le exige la propia vida.

Son situaciones reales, de hoy en día, en las que existe la tentación de sucumbir al mal humor (por no entender que el otro también anda en mil cosas), riñas y discusiones (por echarle la culpa a quien no la tiene), lenguaje soez (aun sabiendo que no se gana nada hablándolo) ó peor aún mentiras (por querer cumplir algo que no puedes cumplir), seguramente todos hemos caído en algo o mucho de esto. A pesar que los ejemplos parecen negativos, pueden ser vistos en positivo pues este tiempo es también una gran oportunidad para vivir el silencio, un silencio no como mera ausencia, como una especie de mutismo. Hablamos del silencio como la palabra no hablada, como plenitud de ser, como equilibrio y armonía. 1

En nuestra lucha por el dominio propio (y por medio de esto la búsqueda de la virtud) hay varios “tipos” de silencio, estos son medios a través de cuyo ejercicio buscaremos capacitarnos para acoger y escuchar a Dios. 2 No obstante hay dos que en particular nos pueden ayudar a perseverar camino a finalizar el año, son el silencio de memoria y el silencio de los bienes temporales, el primero prepara y el segundo ayuda en el ofrecimiento de las mortificaciones. El silencio de memoria abarca también nuestra imaginación y fantasía, implica ejercitarse en la presencia de Dios en lo cotidiano, apoyándose en un buen examen de conciencia, de todo el año, para recuperar la memoria de Dios y de las pequeñas cosas que nos ayudan a cumplir su plan. El silencio de los bienes temporales es vivir las distintas clases de mortificación: ante las calumnias, burlas, torpezas, aportes y trabajos no reconocidos; los fracasos en los estudios, el trabajo o relaciones amorosas; el aburrimiento y la rutina, etc.

Esforzándose por vivir una cada vez más constante presencia de Dios, acordándose de él y consagrando las intenciones uno se prepara para poder vivir las mortificaciones, y éstas potencian nuestra adhesión a Dios. El ejercitar ambas vivencias muestra en nuestro camino de crecimiento espiritual un peldaño a subir ahora y a seguir subiendo en el futuro, una paciencia llena de esperanza, la hypomoné 3 que es la reciedumbre que no quita de su vista al Señor Jesús. Tenacidad que nutre en la lucha, aleja la tibieza, mata cobardía y confirma la firmeza. Esta nos ayuda a seguir, a pesar del cansancio, puesto que nuestra esperanza esta puesta en alguien que nos garantiza que a pesar de los obstáculos saldremos adelante.

Entonces no es en una “burbuja propia” donde se hace efectivo el combate espiritual, sino en los diarios quehaceres propios del estado de vida donde uno va ejercitando estos silencios para forjar virtud, sin descuidar ni postergar los momentos fuertes de oración que a cada uno le corresponde programar. En el mundo y sus imperfecciones fluyen situaciones parecidas a las comentadas antes, y estas o muchas otras podrían sembrar desunión cerca a estas fiestas, cuando en la navidad lo que se manifiesta justamente es la unidad y es además espacio para reconciliar todo lo que hay que reconciliar. Como dice una canción: en esa noche mueren todos los odios y renace la ternura. Sólo el Señor responde al corazón de la persona humana, tanto del niño como del adulto, del joven y del anciano. Una actitud comprometida y responsable, abierta a la gracia, reverente pero firme en el combate espiritual transformará nuestro corazón en un pesebre y permitirá, si Dios así lo quiere, vivir esta noche buena como la mejor noche de todo el año.



1. Ver Germán Doig - María, la mujer del silencio. Lima, Vida y Espiritualidad 2008

2. Ver German Doig – El silencio, una pedagogía para la voluntad. Lima, APRODEA 1983 pp. 25

3. Revisar Kenneth Pierce – La escalera espiritual de San Pedro. Lima, FE Fondo Editorial 2010 pp. 141-153

lunes, 13 de diciembre de 2010

El Sacerdocio Católico hoy

Ayer asistí a la ordenación sacerdotal de 2 amigos míos, su respuesta renueva y edifica no sólo a la Familia Sodálite (a la cual pertenecen) sino también a toda la Iglesia del Perú. En si, todos los elementos y simbolos del rito de la ordenación sacerdotal son hermosos pero uno de los que me ha tocado particularmente es cuando el Obispo le dice al futuro sacerdote "Dios, que ha comenzado en tí esta obra la lleve a buen término." Habla de una entrega total, de darle la vida entera al Señor y de confiar en Él. En una cultura en la cual entregar la vida huele a temor y suena a locura (tanto en el matrimonio como a una vocación religiosa) donde además la figura del sacerdote es atacada y despreciada, que personas esten dispuestas a libremente servir a Cristo y a la Iglesia como sacerdotes es de verdad un regalo de Dios. Como sé que el Padre Alejandro y el Padre Hernán van a verlo, les agradezco por su respuesta y ojalá les guste este documental. Que sean sodálites sacerdotes Santos!.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

"Hágase, Señor"

"...Tu corazón se abría como una playa humilde, sin diques fabricados,
y en la arena sumisa de tu carne el mar de Dios entraba enteramente.
Niña del sí, perfecto en la alabanza como una palma de Cadés invicta;
jugoso en la alegría rebrotada, como la vid primera;
pequeño como el viento de un párpado caído, y poderoso
como el clamor del Génesis.

Niña del sí desnudo, como un tallo de lirio
bajo el filo implacable de la Gloria...
Cuanto más cerca de la Luz vivías,
más en la noche de la Fe topabas, a oscuras, con la Luz,
y más hondas raíces te arrancaba tu sí, ¡niña del sí más lleno!

Tú diste más que nadie, cuando más recibías, infinita de seno y de esperanza.
¡Tú creíste por todos los que creen y aceptaste por todos...!
Creías con los ojos y con las manos mismas, y hasta a golpes de aliento
tropezaba tu fe con la Presencia en carne cotidiana.

Tú aceptabas a Dios en su miseria, conocida al detalle, día a día:
en las especies torpes del vagido
y en las especies del sudor cansado
y en el peso vencido de la muerte...
¡Rehén de la victoria de la Gracia, fianza de la tierra contra el Cielo,
gavilla de cordera, presentada y encinta!
Porque has dicho que sí,
Dios empieza otra vez, con tu permiso, niña del sí, María..."



Extracto del poema Niña del sí - Pedro Casaldáliga

viernes, 3 de diciembre de 2010

Conversión: Morir a ti mismo

El adviento propone en el segundo domingo la conversión, la cual no es posible sin una reconciliación con Dios, con uno mismo, con los demás y con la creación toda. Prepara el camino al Señor, acudiendo al Sacramento de la Reconciliación. Teniendo como medio concreto hacer un profundo análisis de todas las veces que acudiste a la confesión en este año; si fuiste las veces que tenías que ir, si tus examenes de conciencia fueron adecuados, si te arrepentiste de verdad, si cumpliste la penitencia, si ocultaste pecados, si tienes propósito de enmienda de tus vicios. Como muestra el video: El Señor viene a sanar tus heridas y a salvarte del pecado.