Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

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martes, 10 de mayo de 2011

¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes?

Hoy después de confesarme un sacerdote me recomendó leer el salmo 8, y que medite en torno a este la inmensa y hermosa llamada que hace Dios al hombre, estoy seguro que la riqueza de este salmo va mas allá de lo que les pueda compartir en estas cortas líneas, y por lo mismo quería centrarme sólo en la parte que más me llamo la atención, en realidad fueron estos tres versículos: 5 ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él cuides? 6 Apenas inferior a un Dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; 7 le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies (Salmo 8)

Lo primero que se me vino a la mente cuando lo leí fue “Que bravo eh”, y es que leer esto frente al santísimo samaquea, hasta podría decir que te deja un poco desconcertado, empezando por que el Señor no se olvida de ti, como tú a veces si de él, está siempre a tu lado y además de esto te cuida, con sus caminos y a su manera pero te cuida. No olvidemos que Él es quien más sabe, por algo es Dios. ¿Que distinta seria la vida si en verdad tuviéramos presente esto no?. Lo que sigue es para cada uno de nosotros algo fuerte, tan fuerte que no nos puede dar igual pasarlo por alto. Creo que es algo que (dependiendo de como nos aproximemos) sobrecoge y maravilla, pero otras veces es fuente de todas las tentaciones … El hombre es capaz de Dios, fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. En esta vida con sus caídas y sus alegrías, con los temores y sus luchas tenemos oportunidad de elevar nuestra naturaleza, tenemos oportunidad de parecernos un poco más al Señor y hasta probar un pedacito de cielo en la eucatistia; como digo, podemos tomar alguna de las “posiciones” mencionadas antes pero nunca podremos ser totalmente indiferentes, es algo tan grande, fuerte e importante que definitivamente no puede quedar en mera lectura ya que, nos guste o no, el acoger o negar esto compromete más de lo que usualmente queremos.

Todo fue puesto a nuestros pies, desde el inicio en el Edén el hombre fue invitado a ser una especie de cooperador, en la historia de la humanidad con más bien que mal (estoy convencido que si en el “balance general de la historia” el mal estaría por encima del bien la Iglesia habría desaparecido hace mucho, aunque esto no quita que nosotros como Iglesia tengamos un pasivo a sanear en el presente y futuro de la humanidad, pero bueno ...) el hombre ha tenido siempre el papel estelar, y hoy en día con muchos o pocos avances tecnológicos el hombre sigue siendo convocado por Dios a responder a esta llamada. El hombre es responsable inmediato de su historia, pero esta responsabilidad no es legitima si es que no se despliega según su identidad.

La identidad de un ser humano hoy en día puede ser reconocida por la huella dactilar, es asombroso pues no hay dos iguales en el mundo, no obstante seguramente todas deben tener algo en común, y es que en cada una de ellas hay una huella de Dios, un llamado a la santidad. Pues precisamente hoy, y más aún teniendo a un reciente beato Juan Pablo II, todo católico renueva ese profundo deseo de responder al llamado de ser santo, pero por si es que este ardor se va desvaneciendo poco a poco a medida que pasan las semanas hay que acordarse de que no sólo el Papa Benedicto XVI, o el párroco de tu la iglesia quieren que seas santo, es el Señor de la creación, el mismo Dios quien te quiere santo!. No hay mayor ideal, combatir fijos los ojos en el Señor Jesús. Por Cristo, con Cristo y en Cristo. Esto en la realidad, en lo cotidiano parece como un curso con pura teoría y más bien nada de práctica, como un sonido sin armonía ... pero ya lo dice San Pablo si no tengo amor, soy como campana que suena o címbalo que retiñe(1 Cor 13); y esa es la clave para la lucha en la vida cotidiana: el amor. Si nos esforzamos por ir añadiendo, poco a poco, amor a nuestros gestos y acciones, ofreciendo en las dificultades y obedeciendo amorosamente el plan de Dios iremos avanzando ... la conciencia estará tranquila si damos todo lo que podemos y lo que no podemos se lo dejamos a Dios que como decia al principio no nos deja solos y cuya gracia nos asiste siempre.

lunes, 11 de abril de 2011

"No eches en saco roto la gracia del Señor"

“Los domingos de cuaresma guían al creyente a reavivar el don del Bautismo con unas catequesis particularmente sugestivas, en las que se anuncias las exigencias y los esfuerzos que están en la base de la vida cristiana para renovar la opción definitiva por Dios”.

Benedicto XVI

viernes, 4 de junio de 2010

Eucaristía

eu (bien) + charis (gracia, brillo, belleza) = Acción de Gracias


lunes, 1 de marzo de 2010

Tengo que cuidar mi oración

La oración es un canal de gracia por el cual me comunico con Cristo el Señor, que me acoge y me alienta a estar más cerca a Él, para crecer en mi capacidad de escucha y tener esa agudeza de reconocer los signos que Dios pone en mi vida para seguir su divino plan. En ella encuentro refugio de los embates del mundo, encuentro también fuerza para luchar contra mis inconsistencias, reconozco mis miserias y es espacio privilegiado e inamovible para desarrollar mis virtudes. Es el único medio en el cual sé que puedo romper en llanto y no sentirme solo, puedo también dar gracias y alegrarme tanto que parece que el corazón no me cabe en el pecho. Aunque me cuesta mucho encontrar espacio en mi día a día, y aún cuando lo encuentro me cuesta concentrarme, creo que voy avanzando cada vez un poquito más y voy convenciéndome que es súper importante para mí, porque por más que no comprenda del todo que Dios me escucha y que de verdad quiere hablar conmigo, tengo la certeza que en esos momentos inclusive estando con los ojos cerrados veo con más claridad.

Este es un video en el que la Beata Teresa de Calcuta habla sobre la oración:


lunes, 10 de agosto de 2009

Donde abundó el pecado, sobreabundo la gracia


La poca tolerancia y la falta de conversión varias veces nos hacen pensar lo difícil que es amar a algunas personas, pues cuando uno se encuentra cara a cara con el egoísmo y la injusticia toma conciencia que verdaderamente los hombres no pocas veces hacemos el mal que no queremos y no el bien que queremos (Rm 7:15).

Sin embargo ante situaciones como esta, también hay que reconocer que resulta mas fácil tolerar nuestra incoherencia, nuestro pecado. Excuzarse en el "yo soy así" resulta cómodo y, lejos de poner medios proporcionados para el cambio, nos creemos incomprendidos e inmersos dentro de una rutina que parece no tener fin.

Pues sí, cuesta perdonar a los demás, pero dentro de esto hay que considerar que las personas no valen menos o valen más por las cosas que hacen ... sean estas cosas buenas o malas, además creo que es cierto que para valorar, y sobre todo para amar a las personas que hacen algún daño, no son suficientes los sentimientos humanos, el corazón del hombre, con un amor imperfecto no es suficiente para amar a todos los demás sin medida. No es que no seamos capaces, sino que nosotros solos no podemos. Hace falta adherirse a un amor perfecto.

En una parte del Capitulo seis del evangelio de Lucas El Señor cuestiona duramente al hombre que ama solo al que le ama, Jesús escudriña lo más hondo de nuestro interior... realmente entra a lo más profundo a romper esa dureza de nuestro corazón, no entra en mezquina diplomacia, dice lo que tiene que decir, pero con caridad pues en sus palabras se puede palpar el amor que nos tiene aún siendo pecadores, y así da testimonio que el verdadero Cristiano debe ser misericordioso con los ingratos y perversos.

Para amar a todos es necesario un corazón nuevo, renovado ... un corazón puro ...que pueda ver en los demás a la persona que vale en si misma, solo por el hecho de ser persona, que permita abrirnos y quebrar todas las barreras tontas que muchas veces nosotros mismos ponemos para perdonar de verdad y en serio. Un corazón que se haya encontrado con el Señor, que nos permita reconocernos como hijos de Dios, y que por esto nos permita también ver a Cristo en los demás. y si en todo esto vemos a Dios, todo nuestro entorno, donde vivimos, nos movemos y existimos, todo, absolutamente todo estará indefectiblemente iluminado por Él. La Iglesia Católica nos habla de ello también pues Es preciso conocer a Cristo como fuente de la gracia para conocer a Adán como fuente del pecado.(Catecismo de la Iglesia Católica 388).

Aquí también constatamos la verdad profundisima de saber que en Cristo hay respuesta, hay verdad, En Cristo hay camino y además también (lo que todos los hombres buscan) HAY VIDA. Al encontrarnos con el Señor, y a través de su infinita misericordia, comprenderemos también nuestra miseria, a poder vivir con nuestra condición de pecadores; para que luego reconciliados, bien dispuestos, Cristo nos ayude a abrazar la frase de San Pablo "Donde abundó el pecado, sobreabundo la gracia" (Rm 5:20).