Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

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lunes, 14 de septiembre de 2009

Dios no sabe Fallar

Me he encontrado con muchas personas que le echan la culpa a Dios de todas las cosas malas que les suceden. Ya sea diciendo que el ser humano "necesita" crearse una "imagen" de Dios para descargar sus inquietudes en ella, o que la religion es el opio del pueblo. No hay mucho misterio, las cosas malas que pasan son culpa de Dios, pero las cosas buenas son exclusivamente mérito propio. Que le critican a la Iglesia Católica el dinero que tiene, que el Papa, que los sacerdotes, que la misa, etc. Es decir ... la Iglesia Católica no tiene casi nada rescatable, pero si alguien se atreve a opinar sobre sus acciones se erizan y se siente juzgados, sin darse cuenta que ellos ya tiraron la primera piedra.

Tenemos tambien los que de todo esto profesan solo lo que les conviene ...Pero hay algo interesante y es ese proceso en el cual esas mismas personas van poco a poco dándose cuenta que Dios no falla, y que nosotros haciendo mal uso de nuestra libertad, le vamos quitando espacio de acción en nuestras vidas, buscando solo lo que nos gusta, sin exigirnos, acomodándonos ... en fin ... En el estudio, el trabajo, con la familia, la enamorada, los amigos, etc. poniéndole a todo una medida, nuestra medida.

Aunque continuamos con la intención de controlar todo, el Señor Jesucristo trasciende nuestra realidad, se lleva de encuentro el mundito que fabricamos, abre un surco ... muestra un horizonte. Esa sensacion de perder el equilibrio, ciertamente dificil de asimilar, nos lleva a quebrar y derrumbar murallas ... y digo murallas porque uno va sintiendose más libre, la experiencia de contrastar el vacío con la plenitud, más que una simple sensación ó un sentimiento es una persona, es Cristo.

Y Él esta ahí siempre, más alla de que a veces queremos proponer una especie de "trueque", es decir, Dios yo te doy esto pero yo recibo esto otro ... Cuantas veces hemos dicho: "Te juro Diosito que si haces que pase X, te juro que nunca más voy a hacer y". Es muy humano, creo que casi todos lo hemos hecho alguna vez... sin embargo lejos de lo que uno puede darle a Dios y de los "milagritos" que nos puede conceder, está la razón por la cual Dios sigue ahí, te de o no te de, reciba o no reciba, Él sigue a tu lado, Dios es la misericordia. Aunque le sigamos negociando favores, aunque nuestra respuesta no sea la más generosa ... cuando nos caemos, cuando luchamos, cuando seguimos o nos vamos ... Él no falla.

Como buen pastor, te lleva ... es tener esa experiencia de sentirse guiado por algo, que estás en este preciso instante en este preciso lugar por una razón especial. Sentir esa necesidad de ayudar, de gastarse y desgastarse por los demás. Dios sabe que podemos dar mucho, por eso nos exige mucho. Pareciése que es demasiado para uno ... quebrar los prejuicios, cuestionarse, sentirse perdonado, llamado a amar y ser amado ... todo parece muy rápido ... pero cuando el corazón está lleno de Dios, lleno de amor ... nada parece tener medida, no hay límite. Querer cambiar el mundo, abrazarlos a todos en una sola persona, en El Señor. No imitando a Cristo, ni actuando como Cristo ... sino más bien siendo Cristo. Y si bien todo esto nos embarga, nunca experimentamos tan real la necesidad de buscar la plenitud. Nadie paga por esto, tampoco nadie es obligado, todo es don de Dios, de ese Dios que no sabe fallar.

lunes, 10 de agosto de 2009

Donde abundó el pecado, sobreabundo la gracia


La poca tolerancia y la falta de conversión varias veces nos hacen pensar lo difícil que es amar a algunas personas, pues cuando uno se encuentra cara a cara con el egoísmo y la injusticia toma conciencia que verdaderamente los hombres no pocas veces hacemos el mal que no queremos y no el bien que queremos (Rm 7:15).

Sin embargo ante situaciones como esta, también hay que reconocer que resulta mas fácil tolerar nuestra incoherencia, nuestro pecado. Excuzarse en el "yo soy así" resulta cómodo y, lejos de poner medios proporcionados para el cambio, nos creemos incomprendidos e inmersos dentro de una rutina que parece no tener fin.

Pues sí, cuesta perdonar a los demás, pero dentro de esto hay que considerar que las personas no valen menos o valen más por las cosas que hacen ... sean estas cosas buenas o malas, además creo que es cierto que para valorar, y sobre todo para amar a las personas que hacen algún daño, no son suficientes los sentimientos humanos, el corazón del hombre, con un amor imperfecto no es suficiente para amar a todos los demás sin medida. No es que no seamos capaces, sino que nosotros solos no podemos. Hace falta adherirse a un amor perfecto.

En una parte del Capitulo seis del evangelio de Lucas El Señor cuestiona duramente al hombre que ama solo al que le ama, Jesús escudriña lo más hondo de nuestro interior... realmente entra a lo más profundo a romper esa dureza de nuestro corazón, no entra en mezquina diplomacia, dice lo que tiene que decir, pero con caridad pues en sus palabras se puede palpar el amor que nos tiene aún siendo pecadores, y así da testimonio que el verdadero Cristiano debe ser misericordioso con los ingratos y perversos.

Para amar a todos es necesario un corazón nuevo, renovado ... un corazón puro ...que pueda ver en los demás a la persona que vale en si misma, solo por el hecho de ser persona, que permita abrirnos y quebrar todas las barreras tontas que muchas veces nosotros mismos ponemos para perdonar de verdad y en serio. Un corazón que se haya encontrado con el Señor, que nos permita reconocernos como hijos de Dios, y que por esto nos permita también ver a Cristo en los demás. y si en todo esto vemos a Dios, todo nuestro entorno, donde vivimos, nos movemos y existimos, todo, absolutamente todo estará indefectiblemente iluminado por Él. La Iglesia Católica nos habla de ello también pues Es preciso conocer a Cristo como fuente de la gracia para conocer a Adán como fuente del pecado.(Catecismo de la Iglesia Católica 388).

Aquí también constatamos la verdad profundisima de saber que en Cristo hay respuesta, hay verdad, En Cristo hay camino y además también (lo que todos los hombres buscan) HAY VIDA. Al encontrarnos con el Señor, y a través de su infinita misericordia, comprenderemos también nuestra miseria, a poder vivir con nuestra condición de pecadores; para que luego reconciliados, bien dispuestos, Cristo nos ayude a abrazar la frase de San Pablo "Donde abundó el pecado, sobreabundo la gracia" (Rm 5:20).

miércoles, 15 de abril de 2009

¿Acaso no ardía nuestro corazón?


El Camino de Emaús, que es un relato del capitulo 24 del evangelio según San Lucas nos revela muchas cosas para reflexionar en esta octava de pascua, que dicho sea de paso se llama así por ser la primera semana de los cincuenta días previos a la solemnidad de Pentecostés, y es octava porque son ocho días que se celebran como si fuera uno, pues la alegría y jubilo del domingo de pascua se prolonga por siete días más. Pero bueno...

En el evangelio según San Marcos brevemente se hace alusión a este pasaje y menciona que estos dos discípulos se dirigían al campo (Mc 16,12-13), luego de todo lo acontecido en Nazareth quizás ellos regresaban ya a sus labores, a su trabajo, desilusionados al no convencerse que el maestro, que Jesús, era el camino, la verdad y la vida. Conversaban y discutían entre ellos, exponiendo sus ideas y pensamientos, el hecho que "se detuvieran entristecidos" y que manifiesten que "esperaban que fuera el mesías" además de decir que "de esto ha pasado tres días" implica que estas ideas y pensamientos estaban probablemente opacados por la tristeza ó ,peor aun, buscaban ya otras alternativas para sus vidas.

Nos sucede a nosotros mismos cuando al depositar el sentido de nuestras vidas en distintas cosas, en distintas realidades que no colman nuestras expectativas,nos desilusionan ó nos dejan aún más vacíos... entonces regresamos a nuestros trabajos o estudios cabizbajos, pensando en que cosa hicimos mal y fuertemente entristecidos, pero esto... tarde o temprano cambia, pues buscamos nuevamente depositar el sentido de nuestras vidas, es decir nuestra felicidad, en algo que no nos defraude. Nosotros siendo o no conscientes de este anhelo buscamos alternativas por la sencilla razón de que lo que conseguimos por nosotros mismos no nos basta.

En todo este camino el Señor Jesucristo sale al encuentro, se aproxima con reverencia, Jesús no impone, no se muestra como el poderoso hombre que fue crucificado y que ha vuelto de entre los muertos, sino que acompaña reverente y espera la libre invitacion de cenar con ellos; y asi mismo nos invita a nosotros también "Si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entrare en su casa y cenaré con él y el conmigo" (Ap 3,20) .

Que fascinante lección de las escrituras les habrá dado el señor a estos discípulos, basta con imaginar que el mismo Dios te hace apostolado. Y recordemos que eran ya discípulos, es decir, alguien les había hecho ya apostolado ó quizás ya habían escuchado al Señor, pero por ser "necios y tardos de corazón" se alejaban de Dios, mas en su infinito amor El mismo Señor Jesús los trae de regreso... y pensar que nosotros varias veces nos echamos para atrás cuando vemos que nuestro apostolado no rinde frutos...¡Que lección! de paciencia, de espera, de apuesta hasta el final, de amor...

Sin embargo estos discípulos no le reconocen, pues la vida cristiana y el encuentro con el señor van mas allá de aproximaciones meramente teóricas ó simples alivios a sentimentalismos, es mucho mas que emocionarse con un pasaje bíblico ó un canto y lógicamente mucho, pero mucho mas que saberse de memoria todos los versículos del antiguo y nuevo testamento. En realidad el encuentro con el señor es el encuentro con el mismo amor ... en la entrega, en la misericordia, el sacrificio, el compromiso ... y que otra cosa puede ser esto sino la Eucaristía? .... La Eucaristía es el don de dios por excelencia 2. Y Precisamente es ahí donde reconocen al señor estos discípulos, en la fraccion del Pan y ahí es donde nosotros tenemos que conocer y reconocer, cuantas veces sea necesario, al Señor nuestro Dios.

Luego de esto, y de darse cuenta que el encuentro con el Señor plenifica de verdad, ellos se lanzan a anunciar a Cristo a los demás. Y nosotros nos tenemos que lanzar a hacer apostolado también "¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino?", es decir ... no porque no nos quede otra, no porque Jesús sea una alternativa entre las alternativas, sino porque sabemos que Cristo es LA ÚNICA RESPUESTA, y si Él con su infinito amor nos ha llamado a que lo anunciemos y comuniquemos a todos los pueblos (Mt 28,19)... ¡Hay que hacerlo!...con audacia, con ingenio, con decisión y sobre todo con alegría. Roguemosle a Dios que esta sea nuestra actitud para con los hermanos y que en esta pascua de resurrección renazca nuestra esperanza y ardor apostólico para decir como un verdadero apóstol ¡Ay de mí si no evangelizare! (1 Cor 9,16).


2. Ver Jean Vanier, Testimonio en el 49° Congreso Eucarístico Internacional, Quebec 2008.