Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

miércoles, 15 de abril de 2009

¿Acaso no ardía nuestro corazón?


El Camino de Emaús, que es un relato del capitulo 24 del evangelio según San Lucas nos revela muchas cosas para reflexionar en esta octava de pascua, que dicho sea de paso se llama así por ser la primera semana de los cincuenta días previos a la solemnidad de Pentecostés, y es octava porque son ocho días que se celebran como si fuera uno, pues la alegría y jubilo del domingo de pascua se prolonga por siete días más. Pero bueno...

En el evangelio según San Marcos brevemente se hace alusión a este pasaje y menciona que estos dos discípulos se dirigían al campo (Mc 16,12-13), luego de todo lo acontecido en Nazareth quizás ellos regresaban ya a sus labores, a su trabajo, desilusionados al no convencerse que el maestro, que Jesús, era el camino, la verdad y la vida. Conversaban y discutían entre ellos, exponiendo sus ideas y pensamientos, el hecho que "se detuvieran entristecidos" y que manifiesten que "esperaban que fuera el mesías" además de decir que "de esto ha pasado tres días" implica que estas ideas y pensamientos estaban probablemente opacados por la tristeza ó ,peor aun, buscaban ya otras alternativas para sus vidas.

Nos sucede a nosotros mismos cuando al depositar el sentido de nuestras vidas en distintas cosas, en distintas realidades que no colman nuestras expectativas,nos desilusionan ó nos dejan aún más vacíos... entonces regresamos a nuestros trabajos o estudios cabizbajos, pensando en que cosa hicimos mal y fuertemente entristecidos, pero esto... tarde o temprano cambia, pues buscamos nuevamente depositar el sentido de nuestras vidas, es decir nuestra felicidad, en algo que no nos defraude. Nosotros siendo o no conscientes de este anhelo buscamos alternativas por la sencilla razón de que lo que conseguimos por nosotros mismos no nos basta.

En todo este camino el Señor Jesucristo sale al encuentro, se aproxima con reverencia, Jesús no impone, no se muestra como el poderoso hombre que fue crucificado y que ha vuelto de entre los muertos, sino que acompaña reverente y espera la libre invitacion de cenar con ellos; y asi mismo nos invita a nosotros también "Si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entrare en su casa y cenaré con él y el conmigo" (Ap 3,20) .

Que fascinante lección de las escrituras les habrá dado el señor a estos discípulos, basta con imaginar que el mismo Dios te hace apostolado. Y recordemos que eran ya discípulos, es decir, alguien les había hecho ya apostolado ó quizás ya habían escuchado al Señor, pero por ser "necios y tardos de corazón" se alejaban de Dios, mas en su infinito amor El mismo Señor Jesús los trae de regreso... y pensar que nosotros varias veces nos echamos para atrás cuando vemos que nuestro apostolado no rinde frutos...¡Que lección! de paciencia, de espera, de apuesta hasta el final, de amor...

Sin embargo estos discípulos no le reconocen, pues la vida cristiana y el encuentro con el señor van mas allá de aproximaciones meramente teóricas ó simples alivios a sentimentalismos, es mucho mas que emocionarse con un pasaje bíblico ó un canto y lógicamente mucho, pero mucho mas que saberse de memoria todos los versículos del antiguo y nuevo testamento. En realidad el encuentro con el señor es el encuentro con el mismo amor ... en la entrega, en la misericordia, el sacrificio, el compromiso ... y que otra cosa puede ser esto sino la Eucaristía? .... La Eucaristía es el don de dios por excelencia 2. Y Precisamente es ahí donde reconocen al señor estos discípulos, en la fraccion del Pan y ahí es donde nosotros tenemos que conocer y reconocer, cuantas veces sea necesario, al Señor nuestro Dios.

Luego de esto, y de darse cuenta que el encuentro con el Señor plenifica de verdad, ellos se lanzan a anunciar a Cristo a los demás. Y nosotros nos tenemos que lanzar a hacer apostolado también "¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino?", es decir ... no porque no nos quede otra, no porque Jesús sea una alternativa entre las alternativas, sino porque sabemos que Cristo es LA ÚNICA RESPUESTA, y si Él con su infinito amor nos ha llamado a que lo anunciemos y comuniquemos a todos los pueblos (Mt 28,19)... ¡Hay que hacerlo!...con audacia, con ingenio, con decisión y sobre todo con alegría. Roguemosle a Dios que esta sea nuestra actitud para con los hermanos y que en esta pascua de resurrección renazca nuestra esperanza y ardor apostólico para decir como un verdadero apóstol ¡Ay de mí si no evangelizare! (1 Cor 9,16).


2. Ver Jean Vanier, Testimonio en el 49° Congreso Eucarístico Internacional, Quebec 2008.

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