Tenemos tambien los que de todo esto profesan solo lo que les conviene ...Pero hay algo interesante y es ese proceso en el cual esas mismas personas van poco a poco dándose cuenta que Dios no falla, y que nosotros haciendo mal uso de nuestra libertad, le vamos quitando espacio de acción en nuestras vidas, buscando solo lo que nos gusta, sin exigirnos, acomodándonos ... en fin ... En el estudio, el trabajo, con la familia, la enamorada, los amigos, etc. poniéndole a todo una medida, nuestra medida.
Aunque continuamos con la intención de controlar todo, el Señor Jesucristo trasciende nuestra realidad, se lleva de encuentro el mundito que fabricamos, abre un surco ... muestra un horizonte. Esa sensacion de perder el equilibrio, ciertamente dificil de asimilar, nos lleva a quebrar y derrumbar murallas ... y digo murallas porque uno va sintiendose más libre, la experiencia de contrastar el vacío con la plenitud, más que una simple sensación ó un sentimiento es una persona, es Cristo.
Y Él esta ahí siempre, más alla de que a veces queremos proponer una especie de "trueque", es decir, Dios yo te doy esto pero yo recibo esto otro ... Cuantas veces hemos dicho: "Te juro Diosito que si haces que pase X, te juro que nunca más voy a hacer y". Es muy humano, creo que casi todos lo hemos hecho alguna vez... sin embargo lejos de lo que uno puede darle a Dios y de los "milagritos" que nos puede conceder, está la razón por la cual Dios sigue ahí, te de o no te de, reciba o no reciba, Él sigue a tu lado, Dios es la misericordia. Aunque le sigamos negociando favores, aunque nuestra respuesta no sea la más generosa ... cuando nos caemos, cuando luchamos, cuando seguimos o nos vamos ... Él no falla.
Como buen pastor, te lleva ... es tener esa experiencia de sentirse guiado por algo, que estás en este preciso instante en este preciso lugar por una razón especial. Sentir esa necesidad de ayudar, de gastarse y desgastarse por los demás. Dios sabe que podemos dar mucho, por eso nos exige mucho. Pareciése que es demasiado para uno ... quebrar los prejuicios, cuestionarse, sentirse perdonado, llamado a amar y ser amado ... todo parece muy rápido ... pero cuando el corazón está lleno de Dios, lleno de amor ... nada parece tener medida, no hay límite. Querer cambiar el mundo, abrazarlos a todos en una sola persona, en El Señor. No imitando a Cristo, ni actuando como Cristo ... sino más bien siendo Cristo. Y si bien todo esto nos embarga, nunca experimentamos tan real la necesidad de buscar la plenitud. Nadie paga por esto, tampoco nadie es obligado, todo es don de Dios, de ese Dios que no sabe fallar.