Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

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lunes, 22 de febrero de 2010

Pequeñas renuncias preparan para la pascua

Comienza la Cuaresma abriendo tus ojos y disponiendo tu corazón. Un año más escucha la invitación que se te hace: déjate ser tú, quita lo que te estorba, lo que no deja entrever lo auténtico de ti, y de los otros/as, lo esencial, lo que te invita y les invita a la VIDA

Ayuno
: No se trata de quedarse en lo ritual que traen estos días, sino de ir más allá… que afecte a tu persona, Se trata de detenerse y, a través de pequeñas renuncias, o de algo que para uno sea significativo, encontrar el valor de la austeridad, o del sacrificio, o del compromiso con lo que a veces tiene de carga… para ser conscientes de que el criterio último en la vida no es “me gusta, me satisface, me llena” sino el vivir dando vida; y toda vida lleva consigo algo de muerte.

Limosna: ¿Qué puedes dar? Da de lo que tienes, de lo que ERES. Date TÚ, tu tiempo, tu espacio, tu dinero, tus cosas... Haz un ejercicio de empatía con los que no tienen, no son, no cuentan. De nuestro mundo… ¿quién no cuenta para ti? Haz memoria de las personas con las que compartes la vida. ¿Cómo vives tu mundo de relaciones? ¿qué invitación sientes hoy? ¿Qué puedes dar?

Oración: Busca un espacio y una forma de dirigirte personalmente a Dios. Hazte consciente de su presencia, háblale “como un amigo habla con un amigo”. Descubre que estás habitado por Dios.

Les comparto este video que es una edición de los spots que mas me gustaron de la Campaña Cuaresma Fraternidad 2010 de la Conferencia Episcopal de Chile.



Fuente: Teresianas.info, Conferencia Episcopal de Chile

lunes, 15 de febrero de 2010

Cerca a la Cuaresma ...


"Nos encontramos a pocos días del Miércoles de Ceniza que nos llama a un tiempo especial de conversión. En esta tónica el evangelio nos exhorta con unas palabras penetrantes y en contracorriente a tantas voces del mundo, a vivir el perdón: «En cambio, yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen.»

Pero muchas veces constatamos que perdonar no es fácil y que mucho menos nos gusta. Son abundantes los criterios del mundo que rechazan la lógica del perdón y han reforzado en nosotros una lógica de la amargura, del resentimiento y la venganza. Aquí algunas de las ideas que pululan en nuestro medioambiente: “tengo derecho a guardar rencor pues me han hecho daño”; “¿porqué voy a perdonar si a mi tampoco no me perdonan?”; “perdono pero no olvido” (siendo que el “no olvidar” es sinónimo de “no perdonar”); “¿porqué tendría que pedir perdón?, ¿acaso han venido a pedirme perdón a mí?” “Me han agraviado, traicionado, ¿y tengo que perdonar? ¡Jamás!”

Cuando uno se detiene a analizar estas y muchas otras razones semejantes percibimos que además de contener una fuerte carga autodestructiva, estamos realmente muy lejos de la lógica del Evangelio. Ya el Antiguo Testamento enseñaba una perspectiva muy distinta para afrontar las ofensas recibidas: «Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. Hombre que a hombre guarda ira, ¿cómo del Señor espera curación? De un hombre como él piedad no tiene, ¡y pide perdón por sus propios pecados! Si él, que sólo es carne, guarda rencor, ¿cómo obtendrá el perdón de sus pecados?»

¡Cuanta falta nos hace vivir el perdón sincero y profundo! Buenas razones encontramos para abrirnos a él: “perdonar trae consigo la paz”; “si nosotros somos perdonados por Dios, ¿cómo no perdonar a los demás?”; “todos somos pecadores, nadie es justo para decir: no tengo culpa”; “pensar: nosotros somos los buenos y los otros los malos es una ilusión”; “solo el perdón libera del odio”; “venzamos el mal con el bien”.

Pero es verdad, la tarea del perdón sobrepasa muchas veces las solas fuerzas humanas. Por ello el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera. Más bien se trata de lograr una participación, vital y nacida «del fondo del corazón», en la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios. Sólo el Espíritu que es «nuestra vida» puede hacer nuestros los mismos sentimientos que hubo en Cristo Jesús."


Refleción Cuaresmal, Monseñor Kay Martin Schmalhausen
Obispo de la Prelatura de Ayaviri, Puno - Perú

martes, 24 de marzo de 2009

LA LIMOSNA Y EL SANTO CURA DE ARS

" ... ¿Quieres saber, amigo mío, por qué hallas tantos pretextos para eximirte de la limosna? ... ¿Saben, hermanos míos, por qué nunca tenemos algo para dar a los pobres, y por quénunca estamos satisfechos con lo que poseemos? No tienen con qué hacer limosna,pero bien tienen con qué comprar tierras; siempre están temiendo que la tierra les falte.¡Ah! amigo mío, deja llegar el día en que tengas tres o cuatro pies de tierra sobre tucabeza, entonces podrás quedar satisfecho. ¿No es verdad, padre de familia, que notienes con qué dar limosna, pero lo posees abundante para comprar fincas? Di mejor,que poco te importa salvarte o condenarte, con tal de satisfacer tu avaricia. Te gustaaumentar tus caudales, porque los ricos son honrados y respetados, mientras que a lospobres se los desprecia ..."

Buscando y buscando en la red encontre un par de sermones de San Juan Maria Vianney. Me parecia interesante la forma en que este presbitero llamaba la atención (e incluso amonestaba) en plena Homilía a la gente de aquel entonces, les hablaba con autoridad y sin pelos en la lengua. Seguramente muchos se sentian heridos, como tambien en estos tiempos hay personas que se indignan cuando el sacerdote en la homilia no solo anuncia, sino tambien denuncia...en realidad hace lo que tiene que hacer, como diría un viejo amigo mio : "Las verdades amargan"; pero bueno... Los dejo con un fragmento que habla sobre la limosna, ahora que estamos en cuaresma, con un videito sobre una de sus anécdotas y un pdf en el cual pueden leer un par de los sermones de el Santo Cura de Ars.