Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

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viernes, 30 de septiembre de 2011

Dios no se muda




Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa,Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento, al cielo sube,
por nada te acongojes.
Nada te turbe; a Jesucristo sigue con pecho grande,
y venga lo que venga nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo...? es gloria vana,
nada tiene de estable, todo se pasa.

Aspira a lo celeste que siempre dura;
fiel y rico en promesas, Dios no se muda.

Ámale cual merece bondad inmensa.
pero... no hay amor fino sin la paciencia.

Confianza y fe viva mantenga el alma,
que quien cree y espera todo lo alcanza.

Del infierno acosado aunque se viere,
burlará sus furores quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos, cruces, desgracias,
siendo Dios tu tesoro, nada le falta.

Id,  pues, bienes del mundo, id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda solo Dios basta.

Santa Teresa de Ávila

martes, 21 de diciembre de 2010

Paciencia: El Silencio en la esperanza

La Navidad y el fin de año son fiestas que traen consigo un sinfín de compromisos y responsabilidades, en este tiempo las personas andan agitadas, algunas señoras se alborotan por la cena navideña, hay jóvenes que andan de aquí a allá por los intercambios de regalos ó el plan para año nuevo, los que trabajan soportan el tráfico, arman balances además de planificar el siguiente año, en fin cada uno en lo que le exige la propia vida.

Son situaciones reales, de hoy en día, en las que existe la tentación de sucumbir al mal humor (por no entender que el otro también anda en mil cosas), riñas y discusiones (por echarle la culpa a quien no la tiene), lenguaje soez (aun sabiendo que no se gana nada hablándolo) ó peor aún mentiras (por querer cumplir algo que no puedes cumplir), seguramente todos hemos caído en algo o mucho de esto. A pesar que los ejemplos parecen negativos, pueden ser vistos en positivo pues este tiempo es también una gran oportunidad para vivir el silencio, un silencio no como mera ausencia, como una especie de mutismo. Hablamos del silencio como la palabra no hablada, como plenitud de ser, como equilibrio y armonía. 1

En nuestra lucha por el dominio propio (y por medio de esto la búsqueda de la virtud) hay varios “tipos” de silencio, estos son medios a través de cuyo ejercicio buscaremos capacitarnos para acoger y escuchar a Dios. 2 No obstante hay dos que en particular nos pueden ayudar a perseverar camino a finalizar el año, son el silencio de memoria y el silencio de los bienes temporales, el primero prepara y el segundo ayuda en el ofrecimiento de las mortificaciones. El silencio de memoria abarca también nuestra imaginación y fantasía, implica ejercitarse en la presencia de Dios en lo cotidiano, apoyándose en un buen examen de conciencia, de todo el año, para recuperar la memoria de Dios y de las pequeñas cosas que nos ayudan a cumplir su plan. El silencio de los bienes temporales es vivir las distintas clases de mortificación: ante las calumnias, burlas, torpezas, aportes y trabajos no reconocidos; los fracasos en los estudios, el trabajo o relaciones amorosas; el aburrimiento y la rutina, etc.

Esforzándose por vivir una cada vez más constante presencia de Dios, acordándose de él y consagrando las intenciones uno se prepara para poder vivir las mortificaciones, y éstas potencian nuestra adhesión a Dios. El ejercitar ambas vivencias muestra en nuestro camino de crecimiento espiritual un peldaño a subir ahora y a seguir subiendo en el futuro, una paciencia llena de esperanza, la hypomoné 3 que es la reciedumbre que no quita de su vista al Señor Jesús. Tenacidad que nutre en la lucha, aleja la tibieza, mata cobardía y confirma la firmeza. Esta nos ayuda a seguir, a pesar del cansancio, puesto que nuestra esperanza esta puesta en alguien que nos garantiza que a pesar de los obstáculos saldremos adelante.

Entonces no es en una “burbuja propia” donde se hace efectivo el combate espiritual, sino en los diarios quehaceres propios del estado de vida donde uno va ejercitando estos silencios para forjar virtud, sin descuidar ni postergar los momentos fuertes de oración que a cada uno le corresponde programar. En el mundo y sus imperfecciones fluyen situaciones parecidas a las comentadas antes, y estas o muchas otras podrían sembrar desunión cerca a estas fiestas, cuando en la navidad lo que se manifiesta justamente es la unidad y es además espacio para reconciliar todo lo que hay que reconciliar. Como dice una canción: en esa noche mueren todos los odios y renace la ternura. Sólo el Señor responde al corazón de la persona humana, tanto del niño como del adulto, del joven y del anciano. Una actitud comprometida y responsable, abierta a la gracia, reverente pero firme en el combate espiritual transformará nuestro corazón en un pesebre y permitirá, si Dios así lo quiere, vivir esta noche buena como la mejor noche de todo el año.



1. Ver Germán Doig - María, la mujer del silencio. Lima, Vida y Espiritualidad 2008

2. Ver German Doig – El silencio, una pedagogía para la voluntad. Lima, APRODEA 1983 pp. 25

3. Revisar Kenneth Pierce – La escalera espiritual de San Pedro. Lima, FE Fondo Editorial 2010 pp. 141-153

miércoles, 20 de octubre de 2010

Entre preguntas, opciones y respuestas


En la vida hay preguntas que uno debe de hacerse más de una vez, que son fundamentales y que de alguna manera orientan o reorientan nuestras acciones. Buscar lo esencial y ahondar día a día en ello, es una tarea que conduce a una experiencia de conocimiento personal y de reverencia ante lo que El Señor pone en nuestro camino. No se trata de estar todo el día buscando entender algo que ya entendiste, ni de andar en una burbuja queriendo encontrarle el sentido hasta a las moscas. Hay preguntas que aunque uno quiera o no responder están, y van a estar siempre,sobre el tapete.

Aventurarse a responderlas implica cambiar el papel de extra, por el de protagonista en una película que lleva nuestro nombre. Lo interesante de esto es que no basta con el querer hacer de protagonista, el guión no lo hace uno. Al contrario, aprendemos el guión y tenemos que hacerlo nuestro, encarnarlo, hacerlo vida. Nadie nace sabiéndolo todo, pero caminando se va entendiendo la grandeza del papel que tenemos, lo hermosa que puede ser la película si le ponemos empeño, aunque sabemos bien que no depende sólo de nosotros. Einstein decía que hay solamente dos formas de vivir tu vida: Una es como si nada fuera un milagro, la otra es como si todo fuera un milagro.

La audacia de optar por vivir según alguna de las dos tiene un supuesto, que es creer que existen los milagros. Por ahí no seamos tan listos como él, pero al parecer el hecho que existamos, y aún más que podamos tener la opción de aceptar o rechazar libremente algo, parece ya un milagro. Nada de esto hace más o menos atractivo el responder las preguntas fundamentales de nuestra vida. Sin embargo algo sabemos muy bien: Tenemos que escoger. Y esto, en verdad, depende bastante de nosotros .

Me pareció interesante postear este videito para reforzar esta reflexión.

martes, 20 de julio de 2010

La Tristeza y el Sufrimiento


Cuando uno está triste es complicado plasmar la vivencia en un papel, se hace difícil sobretodo estabilizarse emocionalmente para poder articular ideas, más difícil aún es entender que todas las cosas pasan por algo y que del sufrimiento y el dolor algo se aprende. Ciertamente hay experiencias desgarradoras y otras que son menos dramáticas, depende de la resonancia que tengan en el interior de cada persona. Cada uno es cada uno y según su propia historia y configuración personal particular experimenta psicológica y sentimentalmente la realidad de la tristeza y el sufrimiento.

Algunas veces no queremos hablar de ello, por más que algunas personas nos lo preguntan lo guardamos para nosotros, ya sea por no querer manifestar nuestra fragilidad ó porque no tenemos la suficiente confianza con alguien como para contarle la razón de nuestra tristeza. Leer esto en nosotros puede darnos señales, tanto de que queremos afirmarnos y creer sólo en nuestras propias fuerzas como del profundo anhelo de una amistad auténtica, verdadera que tenga fundamento en la verdad y en el amor.

Hay algo que es cierto, independientemente de nuestra percepción o conocimiento personal, la tristeza va carcomiendo el alma si es que no se lucha contra ella, nadie dice que sea fácil, pero inclusive en el sufrimiento, el cristiano debe ver un sentido sobrenatural, y si no lo ve lo debe buscar, el cristiano no fuga de la realidad ni busca sucedáneos, sino que la vive y se inserta en ella para lucharla, a pesar de lo duro de la caída se levanta y camina en un ofrecimiento constante de no rechazar ni huir del sufrimiento, de ir muriendo de a pocos cada día, de hacer cosas pequeñas con mucho amor. El sufrimiento y la tristeza no nos imposibilitan amar, al contrario si es afrontada y rectamente entendida purifica y nos eleva a una dimensión en la cual nos adherimos a los sufrimientos de Jesús, la cruz no existe sólo para adornar paredes, la cruz existe para cargarla y nos recuerda que alguien dio ya la vida por nosotros, que todas los sufrimientos, tristezas, ansiedades y preocupaciones las cargo alguien y las sigue cargando en todo lugar donde se celebre una misa.

La clave de ir encontrando este sentido sobrenatural en los padecimientos que nos toca afrontar esta en dejar nuestra vida en manos de Dios, sin desentendernos de la propia responsabilidad. Esto (como muchas otras cosas que posteo) es más fácil escribirlo que hacerlo, realmente puedo decir que no entiendo casi nada del sentido del sufrimiento y probablemente a mi me ha tocado sufrir menos que muchas otras personas, sin embargo si Jesucristo quiso hacerse pan muriendo en una cruz clavado y hoy, dos mil años después, en un sagrario puedo encontrar ese mismo pan consagrado … aunque no lo comprenda del todo … debe tener sentido. Como decía Saint-Exupéry : Cuando el misterio es demasiado impresionante es imposible desobedecer.



Imagen: Todo el dolor del mundo - Vicente López de Romaña, I Congreso de Espiritualidad Sodálite, Lima 2009