Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

lunes, 28 de marzo de 2011

Sacerdote, regalo de Dios para el mundo

"... Aunque no sepamos nada de su vida, te sienten como a un hermano, como un hijo, como un padre, no sabemos su nombre, no hay que preocuparse... representan a muchos y podemos dirigirnos a cualquiera de ellos cuando queramos, como nosotros son humanos, sienten, se alegran y se entristecen ... sueñan, se confunden y aciertan ... pecan y se levantan, envejecen se enferman y mueren ... Y VIVEN ..."

domingo, 20 de marzo de 2011

«Levantaos, no tengáis miedo».

El momento de la transfiguración ocurrió 6 días después del primer anuncio de la pasión, y de decir a los discípulos: el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo y tome su cruz cada día (Lc 9, 23). ¡Qué duro camino!, que exigencia, podría inclusive provocar miedo … pues el señor está pidiendo un cambio y un cambio verdadero, cambiar de figura, no solo transfigurarnos sino darle muerte a nuestro hombre viejo … y la muerte, si no la vemos con ojos de Dios, da pavor. A pesar de esta exigencia hay esperanza, no hay que tener miedo. El camino es difícil y muchas veces las dificultades nos hacen tambalear, no se ve ni si quiera el siguiente paso a dar. Esto exige confiar en algo que no ves; sin embargo, y a pesar de esto, Dios sí que nos muestra el final, la gloria, llegará el día que escuches: “Venid, benditos de mi padre”, es el premio al esfuerzo de andar en un camino que ciertamente es exigente, pero es fecundo si es recorrido en cristo día a día, es decir escuchar a Jesús (Mt 17, 5) y vivir con todo lo que ello exige, si lo hacemos con amor, con valentía y decisión podremos ver el mismo rostro Dios.
El misal romano menciona esto como “llegar a la perfección por la caridad, no por nuestros méritos sino conforme a la bondad del Señor”. Muchas veces nos quejamos de qué hacer y cómo vivir coherentemente nuestra vida cristiana, y Dios en el tabor nos enseña cómo hacerlo: Escuchar a su hijo (Mt 17, 5), esto es rezar, no se puede escuchar a una persona si no te abres al diálogo con ella, decía San Alfonso María de Ligorio: “El que reza se salva, y el que no reza se condena” y además Dios nos muestra también el objetivo: ver el rostro de Jesús brillante como el sol y blanco como la luz (Mt 17, 2) esto sucederá si llegamos a la meta, y todos estamos llamados a eso: ser santos. Cristo nos da confianza en este tiempo de preparación, cuarenta días en los cuales vamos caminando, y no hay que preocuparse si tenemos dificultad hay que confiar en Dios porque a pesar de todas nuestras caídas el Señor Jesús nos da ánimo y esperanza, y nos dice una vez más: «Levantaos, no tengáis miedo».

sábado, 19 de marzo de 2011

Ser católico de verdad

martes, 15 de marzo de 2011

¿Qué es la Cuaresma?

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuarenta momentos fuertes de oración

"... En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo."

Fragmento del Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2011.

sábado, 5 de marzo de 2011

Respuesta a la Nostalgia de Dios

“Creo que si tuviera que morirme dentro de un rato, lo que más sentiría sería ver la poca madurez que ha alcanzado mi vida. No he alcanzado mi destino. Muchas cosas que debían fructificar en mí no han dado nada... Respecto a mi vida espiritual, me encuentro abrumado ante todo lo que he recibido y lo que he desperdiciado durante tantos años. Vivo los restos del festín que he desperdiciado. Nadie sospecha el fondo de mi tristeza. ¿Cómo diría yo? Es imposible explicarlo, hasta parece ridículo. Pero voy a decirlo sencillamente. Quisiera ser un santo. Esto es todo. Es imposible decir más. He perdido una gran parte de mi vida. Me doy perfecta cuenta de que en todos mis actos no soy lo que quisiera ser. Ese ser que quisiera llegar a ser existe en mí y está triste y su tristeza es la mía" (Cardenal Jean Daniélou, Escándalo de la verdad).

Esta reflexión del Cardenal Daniélou normalmente es situada por la mayoría de nosotros en la vida de una persona de edad avanzada, digamos pasados los sesenta, una persona que ha vivido y probado muchas cosas, que seguramente con aciertos, errores y dificultades no quiso prestar atención a una voz interior que estuvo desde hace mucho pero que fue silenciada a fuerza de querer escuchar sólo las realidades visibles y/o palpables en la propia vida. Esta voz, no es meramente fonética, aunque sí podría decirse que es un eco del clamor a las respuestas sobre la propia identidad y misión, es buscarle el sentido a la vida.

El atender este clamor interior es toda una aventura, no siempre se ve con claridad, pero se tiene plena seguridad que el que tiene que luchar por responder a este viaje es uno mismo, es la propia vida, además si bien algunas personas te orientan en esto, no hay otro responsable y dimitir del cargo no está permitido.

¿Porque esperar hasta hacerse viejo para hacerse cargo del tema? En estas cuestiones aparentemente invisibles hay una dimensión que es soporte de lo visible. Empezar a resolverlo es una gran tarea, con las complicaciones que implica es quizás la más exigente pero por eso mismo la más hermosa. No es cualquier cosa, es fundamental para la felicidad que todo ser humano anhela, es precioso comprometerse en esa búsqueda de respuestas, empezar a poner orden desde dentro para irradiarlo hacia afuera ... como dice la frase de una conocida película: Para vencer la oscuridad exterior debes vencer primero la interior. Quien sabe si asumir esta responsabilidad motive a otros a asumir tambien su propia misión.

martes, 1 de marzo de 2011

Revestirse


ORACIONES QUE DEBE DECIR EL SACERDOTE AL VESTIRSE LOS ORNAMENTOS SAGRADOS.

AL VESTIR EL AMITO :
Impone, Domine, capiti meo galeam salutis, ad expugnandos diabolicos incursus. Amen.

Pon, Señor, sobre mi cabeza el yelmo de salvacion, para rechazar los asaltos del enemigo. Amen

AL REVESTIRSE CON EL ALBA :
Dealba me, Domine, et munda cor meum; ut, in sanguine Agni dealbatus, gaudiis perfruar sempiternis. Amen.

Hazme puro Señor, y limpia mi corazon, para que, santificado por la Sangre del Cordero, pueda gozar de las delicias eternas. Amen.


AL AJUSTAR EL CINGULO :
Praecinge me, Domine, cingulo puritatis, et extingue in lumbis meis humorem libidinis; ut maneat in me virtus continentiae et castitatis. Amen.

Ciñeme Señor con el cingulo de Tu pureza, y borra en mis carnes el fuego de la conscupicencia, para que more siempre en mi, la Virtud de la continencia y la castidad. Amen.


AL PONER LA ESTOLA SOBRE EL CUELLO :
Redde mihi, Domine, stolam immortalitatis, quam perdidi in praevaricatione primi parentis; et, quamvis indignus accedo ad tuum sacrum mysterium, merear tamen gaudium sempiternum. Amen.

Devuelveme Señor, la estola de la inmortalidad, que perdi con el pecado de mis primeros padres, y aun cuando me aceptas sin ser digno a celebrar tus Sagrados Misterios, haz que merezca el gozo Eterno. Amen.


AL VESTIR LA CASULLA :
Domine, qui dixisti: Jugum meum suave est et onus meum leve: fac, ut istud portare sic valeam, quod consequar tuam gratiam. Amen.

Señor, que has dicho, mi yugo es suave, y mi carga liviana, haz que la lleve a tu manera y consiga tu gracia. Amen.