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sábado, 5 de marzo de 2011

Respuesta a la Nostalgia de Dios

“Creo que si tuviera que morirme dentro de un rato, lo que más sentiría sería ver la poca madurez que ha alcanzado mi vida. No he alcanzado mi destino. Muchas cosas que debían fructificar en mí no han dado nada... Respecto a mi vida espiritual, me encuentro abrumado ante todo lo que he recibido y lo que he desperdiciado durante tantos años. Vivo los restos del festín que he desperdiciado. Nadie sospecha el fondo de mi tristeza. ¿Cómo diría yo? Es imposible explicarlo, hasta parece ridículo. Pero voy a decirlo sencillamente. Quisiera ser un santo. Esto es todo. Es imposible decir más. He perdido una gran parte de mi vida. Me doy perfecta cuenta de que en todos mis actos no soy lo que quisiera ser. Ese ser que quisiera llegar a ser existe en mí y está triste y su tristeza es la mía" (Cardenal Jean Daniélou, Escándalo de la verdad).

Esta reflexión del Cardenal Daniélou normalmente es situada por la mayoría de nosotros en la vida de una persona de edad avanzada, digamos pasados los sesenta, una persona que ha vivido y probado muchas cosas, que seguramente con aciertos, errores y dificultades no quiso prestar atención a una voz interior que estuvo desde hace mucho pero que fue silenciada a fuerza de querer escuchar sólo las realidades visibles y/o palpables en la propia vida. Esta voz, no es meramente fonética, aunque sí podría decirse que es un eco del clamor a las respuestas sobre la propia identidad y misión, es buscarle el sentido a la vida.

El atender este clamor interior es toda una aventura, no siempre se ve con claridad, pero se tiene plena seguridad que el que tiene que luchar por responder a este viaje es uno mismo, es la propia vida, además si bien algunas personas te orientan en esto, no hay otro responsable y dimitir del cargo no está permitido.

¿Porque esperar hasta hacerse viejo para hacerse cargo del tema? En estas cuestiones aparentemente invisibles hay una dimensión que es soporte de lo visible. Empezar a resolverlo es una gran tarea, con las complicaciones que implica es quizás la más exigente pero por eso mismo la más hermosa. No es cualquier cosa, es fundamental para la felicidad que todo ser humano anhela, es precioso comprometerse en esa búsqueda de respuestas, empezar a poner orden desde dentro para irradiarlo hacia afuera ... como dice la frase de una conocida película: Para vencer la oscuridad exterior debes vencer primero la interior. Quien sabe si asumir esta responsabilidad motive a otros a asumir tambien su propia misión.

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