
Encontrarse en una situación en la que aparentemente lo que más deseamos no concuerda con lo que Dios nos va poniendo en el día a día, muestra una realidad que no es difícil de ver pero si difícil de aceptar y es que inclusive no tomamos conciencia que dejamos de elevar a Dios algunas peticiones por que nos da miedo comprobar que no se van a cumplir, generando un tonto temor a la descabellada idea de pensar que Dios nos falla.
Es entonces que empezamos a fabricar argumentos que tienen origen solo en la afectividad, inclusive queremos ampararnos en falsas seguridades, y estas por más que nos ayuden a no tambalear por un tiempo no dejan de ser falsas. Puede aparecer también ese mirar al costado y ver que a los demás Dios si les cumple sus peticiones, que no llega a calificar como envidia, pero nos invade si una tristeza al pensar que en el fondo eso que tanto queríamos no es de Dios.
Y es que adherirse a la voluntad de Dios es a veces muy pero muy difícil, inclusive nos puede parecer una experiencia dura, en ocasiones desgarradora, como si la tristeza, soledad y tribulación oscurezca un panorama que en principio buscaba ser iluminado por el Señor.
No hay que olvidarse de algo muy importante, Jesús también la sufrió ... a Él en mayor o menor medida también le costo, ante la muerte de Lázaro, al corregir a Pedro, y principalmente en todos los sucesos de su pasión y muerte. Pero ante todas estas situaciones su respuesta estuvo en la línea de lo que narra el capítulo 12 del evangelio según San Juan “...Ahora mi alma se siente turbada; ¿Y qué diré? ¿Padre, liberame de esta hora? ... ¡Mas para esto he venido! ...", Cristo no le huye a la tribulación, con toda la carga emocional (inclusive física y psicológica) encima es dueño de sí, se adhiere al Plan de Dios amor y es fiel a su vocación primera ... ser santo... nunca lo olvidemos: ¡Para esto hemos venido!.
Hay pequeñas forjas que uno debe ir aceptando y lo hermoso de esto es valorar la experiencia de sentirse una oveja perdida, que en lo más profundo de su interior el único y más fuerte deseo es ser guiados por un buen pastor, porfiar y hacer el ejercicio de cada vez más dejar todo en las manos del Señor. Y a pesar que le pides, le pides y le pides ... y parece que eso que tanto esperas, que tanto quieres, que tanto anhelas te es esquivo... no llega y parece nunca llegar ... es una experiencia que tiene en el fondo una hermosa oportunidad de vivir la esperanza-certeza donde (por más lejano que parezca) si día a día, pasito a pasito respondemos con fidelidad al señor ... Él sin duda algun día nos recompensará.