Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

sábado, 28 de noviembre de 2009

No te canses ahora

Ser Católico, es muy bonito, ser hermanos en Cristo y vivir en comunión es fabuloso, pero tiene también su complicación y más aún en el momento cultural que vivimos, diferenciar y aceptar que nos falta mucho cuesta mil veces más si es que no nos refugiamos en la oración. Dentro de lo que se nos hace difícil identificar esta aceptar que no en pocas ocasiones hay una diferencia entre lo que nosotros católicos queremos y lo que Dios quiere de nosotros, se manifiestan en nosotros emociones e intuiciones que se inclinan más a lo que elegimos, a nuestra propia elección ... teniendo como únicos criterios nuestra percepción de la realidad, el intentar ser coherente con nuestras necesidades y nuestros planes.

Encontrarse en una situación en la que aparentemente lo que más deseamos no concuerda con lo que Dios nos va poniendo en el día a día, muestra una realidad que no es difícil de ver pero si difícil de aceptar y es que inclusive no tomamos conciencia que dejamos de elevar a Dios algunas peticiones por que nos da miedo comprobar que no se van a cumplir, generando un tonto temor a la descabellada idea de pensar que Dios nos falla.

Es entonces que empezamos a fabricar argumentos que tienen origen solo en la afectividad, inclusive queremos ampararnos en falsas seguridades, y estas por más que nos ayuden a no tambalear por un tiempo no dejan de ser falsas. Puede aparecer también ese mirar al costado y ver que a los demás Dios si les cumple sus peticiones, que no llega a calificar como envidia, pero nos invade si una tristeza al pensar que en el fondo eso que tanto queríamos no es de Dios.

Y es que adherirse a la voluntad de Dios es a veces muy pero muy difícil, inclusive nos puede parecer una experiencia dura, en ocasiones desgarradora, como si la tristeza, soledad y tribulación oscurezca un panorama que en principio buscaba ser iluminado por el Señor.

No hay que olvidarse de algo muy importante, Jesús también la sufrió ... a Él en mayor o menor medida también le costo, ante la muerte de Lázaro, al corregir a Pedro, y principalmente en todos los sucesos de su pasión y muerte. Pero ante todas estas situaciones su respuesta estuvo en la línea de lo que narra el capítulo 12 del evangelio según San Juan “...Ahora mi alma se siente turbada; ¿Y qué diré? ¿Padre, liberame de esta hora? ... ¡Mas para esto he venido! ...", Cristo no le huye a la tribulación, con toda la carga emocional (inclusive física y psicológica) encima es dueño de sí, se adhiere al Plan de Dios amor y es fiel a su vocación primera ... ser santo... nunca lo olvidemos: ¡Para esto hemos venido!.

Hay pequeñas forjas que uno debe ir aceptando y lo hermoso de esto es valorar la experiencia de sentirse una oveja perdida, que en lo más profundo de su interior el único y más fuerte deseo es ser guiados por un buen pastor, porfiar y hacer el ejercicio de cada vez más dejar todo en las manos del Señor. Y a pesar que le pides, le pides y le pides ... y parece que eso que tanto esperas, que tanto quieres, que tanto anhelas te es esquivo... no llega y parece nunca llegar ... es una experiencia que tiene en el fondo una hermosa oportunidad de vivir la esperanza-certeza donde (por más lejano que parezca) si día a día, pasito a pasito respondemos con fidelidad al señor ... Él sin duda algun día nos recompensará.

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