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martes, 8 de febrero de 2011

La Caridad, el alma de la Justicia. Para arrojar una piedra hay que estar en condición de lanzarla.

La infidelidad es faltar a un compromiso, y tristemente hoy en día es algo que no se ve pocas veces, sobre todo en el matrimonio pero también cuando una persona consagrada falta a sus compromisos. Si bien son estados de vida diferentes, el que implique romper un compromiso ya los hace tener algo en común. De ahí que cuando una persona que es infiel en su matrimonio condene a un sacerdote, religioso o consagrado por sus caídas, comete doble falta. Para arrojar una piedra hay que estar en condición de lanzarla y esta condición no es la justicia sino la caridad. La verdad siempre sale a la luz, aunque sea doloroso. Y la verdad no tiene medias tintas hay que ser tolerante con las personas pero no con el error. Cuando en la misma familia la madre es infiel al padre, ha faltado a sus compromisos. Cuando un pariente es cleptómano, pues es cleptómano, no hay vuelta que darle. Si un miembro de tu familia mata a alguien, los demás le podrán decir asesino, esto es muy doloroso pero es cierto, sobre todo porque ya no implica solo soportar el dolor de la propia familia sino también el de la familia de la víctima. Este tipo de conductas no se justifican, no hay excusa para hacer el mal.

El sufrimiento es parte de la existencia humana, y a veces se tiene que cargar con el mal que hacen los seres queridos, es parte del sacrificio que implica ser una familia. Sin embargo, si un miembro de tu familia es un asesino la gente tiene derecho a decir que toda la familia es asesina?. No lo creo. Ahora bien, que sucede si la infidelidad es del padre de familia, la cabeza, y no cualquier padre de familia, sino que aparentemente era un “modelo” de padre de familia. Una familia feliz, unida, que parecía estar enraizada en el amor, digna de imitar. Alguno por ahí podría decir que la bella estructura de ese hogar es ahora falsa, que a los hijos el infiel algo de infidelidad habrá inculcado, que el “modelo” de padre de familia será imitado por los hijos así como muchas otras cosas, algunas con lógica otras llenas de mentira, de odio, con ganas de burlarse y de destruir el nombre de dicha familia.

El infiel tenía una doble vida y será juzgado por el único que tiene capacidad para juzgar a una persona. La esposa queriéndole tanto, durmiendo todas las noches a su lado, no se dio cuenta que le era infiel. Los hijos confiaban tanto en el padre que no sospechaban que podía aprovecharse a tal punto de ellos. Sin embargo, por alguna razón, la gente se ensaña y critica a toda la familia, no porque sea mala sino porque precisamente no lo es, los hijos hacen tanto bien a sus amigos, la madre es tan generosa, sus acciones en el presente y en el pasado no parecían estar cerca a la maldad sino más bien eran parte de una lucha constante por buscar, a pesar de sus defectos, la bondad y esto … esto a algunos incomoda… la gente tira piedras a la familia porque es firme en su entrega, y precisamente los que tiran piedras las tiran para tranquilizar la incomodidad que genera su tibieza, el hartazgo de saber que pueden ser mejores, pero que su mezquindad no los deja.

La madre, los hijos, todos los parientes y amigos cercanos no se esconden. Ante el dolor dan la cara, se someten a la calumnia, con el dolor a cuestas quizás trastabillan pero frente en alto se levantan y siguen caminando. Las circunstancias son muy duras, y la familia acepta este dolor, la familia madura en él y encuentra un sentido purificador, pues las forjas no te hacen retroceder; las mentiras pasan pero el amor permanece… y la humildad, la humildad nunca le ha hecho daño nadie, sino más bien enaltece.

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