Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

martes, 2 de junio de 2009

A DIO NULLA E´ IMPOSSIBILE


Según mi jefe (que citó a Wordreference) la antítesis es la oposición o contrariedad de dos juicios o afirmaciones.1 Decía esto al hablar sobre unos temas políticos y citaba varios ejemplos. Y yo percibía que cuando el citaba una afirmación, los demás intuíamos fácilmente la oposición de cada una de ellas.
Y así ... pensando en la contraposicion , y en la facilidad de mencionar figuras opuestas. Ya en casa... me encontré en las sagradas escrituras con una que es muy significativa. La antítesis de las respuestas a Dios entre el Joven Rico y la Virgen María. Y que leyéndola y releyéndola me sobrecoge y me asombra cada vez más.

Ubicadas en contextos distintos, pues a la humilde doncella de Nazareth se le aparece un Ángel mandado por Dios y le anuncia una misión particular y concreta; El Joven Rico, en cambio, se acerca a Jesús en una de sus tantos viajes a pie y le pregunta sobre lo que debe de hacer. En ambos casos ambas situaciones (Anuncio y Pregunta) tienen un mismo trasfondo, una misma dirección...la de la vocación, vocación entendida como la llamada que hace Dios a todos los hombres, una invitación a responder desde nuestra libertad.

María, al parecer, no comprende del todo el saludo-anuncio del Ángel, pero en su humildad y a pesar de lo repentino del mensaje no duda; responde con prontitud y firmeza. Un Hágase auténtico y definitivo. Se confía a Dios con amor, en una compenetración cordial de fondo que después en la vida le permite comprender todo, precisamente porque lo primero es el Señor.2

La otra cara de la moneda se puede ver en el Joven Rico, que se presenta ante el Señor, quizás con mucho conocimiento ... pero manifestando ese hambre de infinito, esa búsqueda de felicidad que toda persona siente al interpelarse por el sentido de la vida. Además Él cumplía los preceptos desde niño, tanto así que puede darse la libertad de decirlo públicamente: todo esto lo he guardado.(Mt 19:16-23). Es entonces cuando Jesucristo le hace el llamado, muy explicito y personalizado, y le dice que le falta una sola cosa ... acaso la más importante para responder rectamente a su vocación: DÉJALO TODO Y SÍGUEME .

El desenlace lo conocemos todos, ... "abiit tristis" ... se fue triste a casa porque tenia muchos bienes. Es paradójico esto... pues ... a Jesucristo, Hijo de Dios... una humilde virgen lo sigue sin peros ni postergaciones, sin embargo un joven rico le da la espalda. Es aún mucho más curioso también que la identidad de ambos sea, a lo largo de la historia, definida por la respuesta antes comentada. Una es conocida por todos y venerada por muchos, en cambio del otro no se sabe ni el nombre (solo sabemos que era un Joven Rico)... sin pena ni gloria, sin rastro alguno. Una identidad perdida.

Esto nos remite al magnificat donde María proclama que Dios derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes, A los hambrientos los colmó de bienes y despidió de si vacíos a los ricos.(Lc 1:46-55). Un canto hermosísimo, pero la bondad del Señor no se queda en eso, lo más bonito de todo esto es que a pesar de que probablemente haya muchísimos, pero muchísimos más jóvenes ricos, que le dan la espalda a Dios ... Él aún sigue confiando en sus hijos, pues en su infinita misericordia sigue llamando a pobres y ricos, a justos y pecadores a descubrir su propia identidad.

Pues El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad (Salmo 144) y como para dejar a un lado la antítesis, recordemos que al final de ambos pasajes bíblicos encontramos una coincidencia, una gran verdad que es motivo de nuestra esperanza: Y es que no importa lo lejano que parezca o cuan difícil se nos puede hacer a nosotros responder al llamado de Dios en nuestra vida, antes que cualquier intento nuestro debemos antes confiar mas en Él...
"Porque para Dios nada es imposible. " (Lc 18:27 y Lc 1:37)



Imagen: Vocazione di San Matteo - Caravaggio. Iglesia de San Luis de los Franceses.

1. Antítesis en Wordreference
2. Marko I. Rupnik, Le abrazó y le besó - (p.60)

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