Todo es don de Dios, pero es necesaria una activa cooperación con la gracia.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Sanctus Pater Pius


" Él me había explicado poco después de mi ordenación sacerdotal que celebrando la Eucaristía había que poner en paralelo la cronología de la Misa y la de la Pasión. Se trataba de comprender y de darse cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el Altar es Jesucristo. Desde ese momento Jesús en su Sacerdote, revive indefinidamente la Pasión.

Desde la señal de la cruz inicial hasta el ofertorio es necesario reunirse con Jesús en Getsemaní, hay que seguir a Jesús en su agonía, sufriendo ante esta "marea negra" de pecado. Hay que unirse a él en el dolor de ver que la Palabra del Padre, que él había venido a traernos, no sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica había que escuchar las lecturas de la misa como estando dirigidas personalmente a nosotros.

El Ofertorio, es el arresto. La Hora ha llegado...

El Prefacio, es el canto de alabanza y de agradecimiento que Jesús dirige al Padre que le ha permitido llegar por fin a esta "Hora".

Desde el comienzo de la Plegaria Eucarística hasta la Consagración nos encontramos ¡rápidamente! con Jesús en la prisión, en su atroz flagelación, su coronación de espinas y su camino de la cruz por las callejuelas de Jerusalén teniendo presento en el "momento" a todos los que están allí y a todos aquellos por los que pedimos especialmente.

La Consagración nos da el Cuerpo entregado ahora, la Sangre derramada ahora. Es místicamente, la crucifixión del Señor. Y por eso el San Pío de Pietrelcina sufría atrozmente en este momento de la Misa. Nos reunimos enseguida con Jesús en la Cruz y ofrecemos desde este instante, al Padre, el Sacrificio Redentor. Es el sentido de la oración litúrgica que sigue inmediatamente a la Consagración.

El "Por él, con él y en él" corresponde al grito de Jesús: "Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu". Desde ese momento el Sacrificio es consumado y aceptado por el Padre. Los hombre en adelante ya no están separados de Dios y se vuelven a encontrar unidos. Es la razón por la que, en este momento, se recita la oración de todos los hijos: "Padre Nuestro....."

La fracción del Pan marca la muerte de Jesús.....

La intinción, el instante en el que el Padre, habiendo quebrado la Hostia (símbolo de la muerte...) deja caer una partícula del Cuerpo de Cristo en el Cáliz de la preciosa Sangre, marca el momento de la Resurrección, pues el Cuerpo y la Sangre se reúnen de nuevo y es a Cristo vivo a quien vamos a recibir en la comunión.

La bendición del Sacerdote marca a los fieles con la cruz, como signo distintivo y a la vez como escudo protector contra las astucias del Maligno....

Se comprenderá que después de haber oído de la boca del P. Pío tal explicación, sabiendo bien que él vivía dolorosamente esto, me haya pedido seguirle por este camino...lo que hago cada día...¡y con cuánta alegría! ".


Testimonio Padre Derobert, hijo espiritual del Padre Pío de Pietrelcina

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Tu es Sacerdos in Aeternum


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" ... Tenía 6 años y ayudaba en una de mis primeras misas con mi tío, el P. Packy, en el Santuario de Sta. Ana de Beauprais en Montreal, Canadá. Me acuerdo del cuidado y amor que mostraba cuando celebraba la Misa. Le encantaba ser sacerdote y le encantaba compartirlo conmigo.

Tarde 26 años en darme cuenta de que Dios me quería a mí como uno de sus sacerdotes. Mi tío nunca me preguntó si quería ser sacerdote. Él sólo me mostró a través de su ejemplo lo que significaba “ser sacerdote”. Durante esos 26 años, yo pensaba en la posibilidad de ser sacerdote, pero sentía vergüenza de hablarle a alguien de esta vocación. Estaba bajo las presiones normales del tiempo. Jugaba C40 basket ball, tenía un empleo de repartidor de periódicos, jugaba fútbol los fines de semana y salía con mis amigos del barrio. Nadie hubiese dicho que iba a ser sacerdote.

Fui a la High School de Xavier y a la Universidad de Providence. Salir con chicas era divertido, pero siempre me faltaba algo. Trabajé durante 10 años en Wall Street y disfruté de su rápido y excitante ritmo y también de la gente con la que trabajé. Pero el recuerdo de arrodillarme y observar a mi tío en el altar en Canadá seguía volviendo a mi mente. Soy sacerdote desde hace 3 años y me encanta cada momento de mi ministerio. Estoy reviviendo lo que hizo mi tío. Rezo para que más hombres tengan el coraje de dar un paso al frente hacia el altar de Dios siendo sus sacerdotes".


Padre Patrick Buckley, Parroquia Saint Stephen the First Martyr, Warwick, Nueva York. NYPriest.com

lunes, 14 de septiembre de 2009

Dios no sabe Fallar

Me he encontrado con muchas personas que le echan la culpa a Dios de todas las cosas malas que les suceden. Ya sea diciendo que el ser humano "necesita" crearse una "imagen" de Dios para descargar sus inquietudes en ella, o que la religion es el opio del pueblo. No hay mucho misterio, las cosas malas que pasan son culpa de Dios, pero las cosas buenas son exclusivamente mérito propio. Que le critican a la Iglesia Católica el dinero que tiene, que el Papa, que los sacerdotes, que la misa, etc. Es decir ... la Iglesia Católica no tiene casi nada rescatable, pero si alguien se atreve a opinar sobre sus acciones se erizan y se siente juzgados, sin darse cuenta que ellos ya tiraron la primera piedra.

Tenemos tambien los que de todo esto profesan solo lo que les conviene ...Pero hay algo interesante y es ese proceso en el cual esas mismas personas van poco a poco dándose cuenta que Dios no falla, y que nosotros haciendo mal uso de nuestra libertad, le vamos quitando espacio de acción en nuestras vidas, buscando solo lo que nos gusta, sin exigirnos, acomodándonos ... en fin ... En el estudio, el trabajo, con la familia, la enamorada, los amigos, etc. poniéndole a todo una medida, nuestra medida.

Aunque continuamos con la intención de controlar todo, el Señor Jesucristo trasciende nuestra realidad, se lleva de encuentro el mundito que fabricamos, abre un surco ... muestra un horizonte. Esa sensacion de perder el equilibrio, ciertamente dificil de asimilar, nos lleva a quebrar y derrumbar murallas ... y digo murallas porque uno va sintiendose más libre, la experiencia de contrastar el vacío con la plenitud, más que una simple sensación ó un sentimiento es una persona, es Cristo.

Y Él esta ahí siempre, más alla de que a veces queremos proponer una especie de "trueque", es decir, Dios yo te doy esto pero yo recibo esto otro ... Cuantas veces hemos dicho: "Te juro Diosito que si haces que pase X, te juro que nunca más voy a hacer y". Es muy humano, creo que casi todos lo hemos hecho alguna vez... sin embargo lejos de lo que uno puede darle a Dios y de los "milagritos" que nos puede conceder, está la razón por la cual Dios sigue ahí, te de o no te de, reciba o no reciba, Él sigue a tu lado, Dios es la misericordia. Aunque le sigamos negociando favores, aunque nuestra respuesta no sea la más generosa ... cuando nos caemos, cuando luchamos, cuando seguimos o nos vamos ... Él no falla.

Como buen pastor, te lleva ... es tener esa experiencia de sentirse guiado por algo, que estás en este preciso instante en este preciso lugar por una razón especial. Sentir esa necesidad de ayudar, de gastarse y desgastarse por los demás. Dios sabe que podemos dar mucho, por eso nos exige mucho. Pareciése que es demasiado para uno ... quebrar los prejuicios, cuestionarse, sentirse perdonado, llamado a amar y ser amado ... todo parece muy rápido ... pero cuando el corazón está lleno de Dios, lleno de amor ... nada parece tener medida, no hay límite. Querer cambiar el mundo, abrazarlos a todos en una sola persona, en El Señor. No imitando a Cristo, ni actuando como Cristo ... sino más bien siendo Cristo. Y si bien todo esto nos embarga, nunca experimentamos tan real la necesidad de buscar la plenitud. Nadie paga por esto, tampoco nadie es obligado, todo es don de Dios, de ese Dios que no sabe fallar.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Soy como soy ó Soy auténtico?


He estado pensando ultimamente en torno a la idea de que normalmente las personas empiezan a pensar en la autenticidad cuando son comparados con otro, es decir, cuando se cansan de la presión de los cánones habituales que vende el mundo de hoy, que no solo son impuestos sino que exigen más y más ser respetados e idolatrados. Al preguntarse por uno mismo, al querer encontrar nuestra identidad, parece como si entrásemos en un escenario poco claro, como desconocido sin realmente serlo, y que al volverse por momentos incómodo ... la misma realidad en que vivimos nos insita a querer salir de él ... sin embargo el anhelo de responder esta pregunta, de querer permanecer... es tan, pero tan profundo que no nos deja tranquilos y ,dependiendo de cuan sinceros seamos con nosotros, paulatinamente va cuestionando más y más a nuestro ser.

Hoy en día, lamentablemente, se ha caído en un relativismo que nubla un poco el caminar e intenta distraer a la consciencia, la gente dice defender la esencia de la persona proclamando el discurso de "lo que importa es lo de adentro" y "ser uno mismo", que son ciertos si son opciones entre lo bueno y lo óptimo para el ser humano, acompañados de una visión objetiva de la realidad. Pero diariamente nos topamos con una reducción de esto, el ruido y la búsqueda de placer por el placer son tan agresivos que se insertan en la sociedad confundiéndonos e incrustandose hasta parecer totalmente inofensivos y naturales. Inclusive el sin sentido hace que vivamos anestesiados y en necedad, no solo caemos en desesperanza si no que nos reímos de lo que sucede, aunque (irónica e inexplicablemente) cuidamos de no pisotear los derechos de nadie.

No es responsable, pues, dejarse llevar por la fatuidad del propio gusto o voluntad para inventar una norma ética que responde más bien al capricho personal. Eso no constituye un ejercicio de la libertad sino un desconocimiento de la naturaleza de la libertad humana 1. Al trascender nuestras conveniencias vemos también que hay una dimensión especial y hermosa que nos relaciona con Dios y con los demás, donde uno se abre y es educado tanto para dar como para recibir, pues los seres humanos no sobrevivimos si nos encerramos en nosotros mismos.

Muchas situaciones cotidianas probablemente nos fastidien, como que nos asfixian y quizás generen desequilibrio en nuestros quehaceres, sin embargo es importante ser sincero con uno mismo y comprender que uno no va a dejar de tener esa experiencia de insatisfacción hasta que descubra su verdadera identidad. Y que hay un movimiento que te impulsa constantemente a seguir siendo y a comportarte conforme eso que eres. Hay una razón por descubrir, la razón de tener siempre esa inquietud, que hace que sin importar los problemas y el sufrimiento uno siga teniendo ganas de seguir adelante, inclusive contracorriente, buscando la verdad.



1. Eduardo Regal Villa - Plática: La ética cristiana: camino de la vida personal y social. San José - Costa Rica 01/09/2006.